Sentirse Pueblo, grupo, miembro de una comunidad, de un colectivo… no es nada fácil. Todo lo contrario, exige tiempo, compartir muchas intuiciones o gustos. A veces las edades lo dificultan o las distancias… Hay tantos inconvenientes que uno podría preguntarse: ¿cómo puede ser que exista un lugar que se llame “Pueblo de Dios” y además sea “tu tierra”?
¡Pues sí, lo hay!
Del 26 de junio al 2 de julio de este verano, un grupo de 8 jóvenes de Institución La Salle, animado por el Hno. Álvaro, pudo vivir la experiencia de compartir tareas, trabajo, comidas, reflexiones, cantos, oraciones y silencios con otros jóvenes de Andalucía vinculados al movimiento de Pueblo de Dios.
Sorprendidos por el encuentro del que participaron, muchos de ellos descubrieron que no habían vivido exclusivamente una actividad de verano más, sino que se había producido un auténtico acercamiento a Dios, unos lazos de amistad con otros que vibran y se preguntan por cuestiones similares. Así, Pueblo dejó de ser para muchos ese lugar desconocido en medio de Huelva, para convertirse ahora en su nuevo lugar de referencia para alimentar la fe.
Después de esos intensos días, el pequeño grupo de Institución pudo conocer la realidad de algunas obras de La Salle Andalucía. Los Hermanos de la Comunidad Fratelli de Sanlúcar les acogieron y les presentaron los proyectos que tenían entre manos. De igual modo, la Asociación Manos Abiertas de Sevilla les invitó a descubrir la verdadera felicidad que se halla al reír, jugar y bailar con aquellos que más quieren reír, jugar y bailar.
Los que un viernes por la tarde salieron del sur de Madrid para vivir una actividad de verano, volvieron una mañana -dos semanas más tarde- con el agradecimiento de haber vivido una experiencia que sostendrá sus vidas por mucho tiempo, de esas que te hacen sentir pueblo, grupo o miembro de una comunidad.